Pocas veces en nuestras visitas a iglesias románicas nos hemos encontrado con lo que sucede en la iglesia de San Juan Bautista de Villavega de Aguilar: ver la ventana axial del ábside cegada por la construcción de un grueso contrafuerte (foto 1). Pero el hecho es que en época muy posterior a la románica, quizá en el XVII, problemas estructurales obligaron a reforzar el exterior con el añadido de los estribos de su cabecera: el del eje axial, que ahora impide observar la ventana original, de la que apenas se ve parte de la chambrana, y los dos que separan el semicírculo del presbiterio.

Un pequeño pódium o zócalo, de una sola hilera, forma la base sobre la que se asienta el hemiciclo (fotos 2 a 6). El tambor se compone de dos cuerpos separados por imposta lisa y se divide en tres calles mediante columnas adosadas. Éstas son geminadas hasta la altura del arco de la ventana axial, donde se coronan con dos capiteles esculpidos, y de fuste simple hasta la altura de la cornisa, donde se coronan con otro capitel que se añade a la serie de canecillos para sustentar el alero. Es en estas columnas entregas donde encontraremos la decoración escultórica más llamativa.
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