Situado en el extremo occidental del Valle de Manzanedo, el pequeño pueblo de Crespos se esconde en un retirado paraje de la montaña burgalesa. La iglesia, dedicada a la Inmaculada Concepción, ocupa lugar central en la reducida aldea, junto a otras casas labriegas que se han ido restaurando en las últimas décadas. Se la conoce también como Nuestra Señora del Rosario.
Es una edificación de no muy grandes proporciones en que a una nave más bien corta se le adjunta una cabecera de tramo recto presbiterial y semicírculo absidal. El presbiterio se cubre con bóveda de medio cañón reforzada con arcos fajones mientras que la cubierta del semicírculo es de cuarto de esfera. A ambos lados de la cabecera se añadieron posteriormente dos dependencias que hacían las funciones de trastero y sacristía, pero en la última restauración del edificio fueron eliminadas.
La nave ha sido el elemento más severamente alterado por las sucesivas reformas, pero conserva de la época románica la portada meridional, encastada en cuerpo saliente del muro sur. Toda la fábrica se levantó con sillares labrados a hacha, pero se han perdido los de los muros occidental y septentrional, en los que se utilizó el mampuesto para su reconstrucción. Según reza el texto grabado en el contrafuerte del presbiterio sur, la iglesia ya se había erigido en 1143.
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