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A medida que nos dirigimos hacia el norte, las tierras fronterizas entre Cataluña y Aragón se retuercen y encrespan formando estrechas angosturas por las que las aguas de la Noguera Ribagorzana han cincelado espectaculares quebradas que en algunos tramos pueden superar los 300 metros de altitud. La ruta que os proponemos en esta ocasión os invita a pasear sin prisas por uno de esos bellos parajes con los que el medio natural raras veces se prodiga. Combinaremos arte románico por un lado y naturaleza en su más genuina expresión por otro. El románico nos ocupará a lo largo del primer tramo de la ruta, mientras que el segundo lo invertiremos en recorrer casi en su totalidad el sendero del Congost de Mont-Rebei. No os recomendamos ningún bar o restaurante (aunque en Àger es donde tenéis la oferta más amplia) porque nuestro consejo es que os llevéis el almuerzo ya preparado y lo disfrutéis en algún punto entre la Pertusa y el congosto. Ahí decidís vosotros. El sendero no es fácil, pero cuanto más os adentréis en él mejor serán las vistas. Podéis contar como término medio, a un ritmo no muy alto, con dos horas para la ida y otras dos para la vuelta.
Cuando terminemos la visita de Sant Pere y abandonemos Àger, seguiremos por la C-12 en dirección a Balaguer. Al poco tiempo, una carretera comarcal que saldrá a nuestra derecha nos lleva hasta el núcleo poblacional de Corçà, donde empieza una pista sin asfaltar que conduce a la pequeña ermita románica de la Mare de Déu de la Pertusa y los restos del castillo homónimo (foto 3). Para llegar hasta la capilla es necesario un último esfuerzo: aventurarse por un sendero algo tortuoso que se adentra en el promontorio hoy en día rodeado por las aguas del embalse de Canelles. Hasta aquí la primera parte de la ruta. El segundo tramo es opcional y consiste en practicar el senderismo por espacio de unas horas. Junto a la Pertusa, la pista que proviene de Corçà da paso al sendero del congosto de Mont-Rebei (foto 4), un sube y baja algo exigente que nos llevará hasta la frontera misma con la comunidad de Aragón, de la que sólo nos separarán las aguas de la Noguera Ribagorzana. Si quisiéramos completar el sendero llegaríamos a la villa de El Puente de Montañana, que también dispone de un rico patrimonio románico, pero el tiempo se nos echaría encima salvo que hayamos organizado la ruta de ese modo, es decir, sabiendo que alguien nos recogerá al otro lado del camino. Posibilidad, por otro lado, altamente recomendable.
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