Hoy en día apartada de cualquier núcleo urbano, la ermita de Sorejana fue, en sus orígenes, la iglesia parroquial de una villa actualmente desaparecida. Al parecer, la población surgió a principios del siglo XI y se tiene constancia de que se mantuvo al menos hasta el siglo XIV. Pocos años después empezó la época de abandono y hoy forma parte del término de Cuzcurrita, de cuyo centro urbano la separa un breve paseo aguas arriba del río en dirección a poniente. Es obra de transición entre el románico y el gótico, siendo la cabecera la parte más antigua. Su construcción empezó, probablemente, hacia la primera mitad del siglo XIII, pero no fue terminada hasta ya bien entrado el siglo siguiente, en época plenamente gótica, momento en que se terminaron la nave y la portada meridional.
La cabecera es rectangular y se cubre con bóveda de cañon sostenida por arcos fajones doblados de pronunciado apuntamiento. La nave, de tres tramos separados por arcos fajones, se cubre con bóvedas de crucería ya plenamente góticas. La portada se abre en la fachada meridional, en el segundo tramo de la nave, y aunque ya gótica de factura conserva aún algunas características del quehacer románico.
En el año 2002 se acometieron las últimas obras de acondicionamiento del interior a cargo de la Consejería de Cultura del Gobierno autónomo. Entre otras intervenciones, se desmontó el retablo mayor del siglo XVIII que, junto a la pila bautismal románica y la imagen gótica de la Virgen, fueron trasladados a la iglesia parroquial de San Miguel en Cuzcurrita.
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